La media del déficit de los últimos años se sitúa por encima de los 15.000 millones de euros (8% del producto interior bruto). Son más de 40 millones diarios, importe superior al gasto diario de la Generalitat en sanidad, salud y gasto social. Por lo tanto, es como si enviáramos todo lo que necesitamos los hospitales, las escuelas y los hogares de ancianos en el resto de España y no volviera. En 2016 el déficit de la Generalitat fue del 0,6% del producto interior bruto y los recortes, que tan dolorosas han sido para muchos ciudadanos, representaron en los peores años de la crisis financiera global un 3% del producto interior bruto . Si la Generalitat no estuviera infrafinanciada, ni tendría déficit ni habría tenido que recortar gasto. Por lo tanto, el déficit fiscal catalán es excesivo y no hay ningún economista relevante que diga lo contrario. El Oficial Cámara de Comercio e Industria de Barcelona, ??por ejemplo, aunque ha hecho un cálculo más elevado del déficit fiscal y lo cifró en 2010 en el 9% del producto interior bruto.
El Estado recauda mucho en Cataluña y gasta poco. Los catalanes son el 16% de la población del Estado y pagan el 19,4% de los impuestos. En cambio, la participación catalana en el gasto es mucho menor (14%). Y si se quita el gasto de Seguridad Social, ya que el Estado tiene menos discrecionalidad, el gasto del Estado en Cataluña representa sólo el 11% de su gasto total.
Si cogemos los datos de 2013 del Ministerio, este desequilibrio provoca que Cataluña tribute por habitante por encima de la media (126,8%, siendo la segunda de quince comunidades autónomas) y, en cambio, reciba financiación del Estado por habitante por debajo de la media (98,5% siendo la decimocuarta comunidad autónoma sobre quince contando el coste de la vida). Este desequilibrio se quería evitar con el principio de ordinalidad que preveía el Estatuto, a fin de no perder recursos por cápita una vez distribuida la solidaridad, pero el Tribunal Constitucional lo anuló en 2010. En 2012 el presidente Mas propuso un pacto fiscal para solucionarlo, que preveía que Cataluña contribuye a la solidaridad pero evitando que al final quede más pobre que otras comunidades autónomas que reciben, pero el presidente Rajoy no quiso ni hablar.
En resumen, sufrimos un importante déficit de financiación y los ingresos de la Generalitat son insuficientes. Esto frena la economía y perjudica el bienestar de los catalanes. Eliminando este déficit fiscal tan importante, Cataluña dispondrá cada año de 15.000 millones más, la Generalitat generará superávit y en pocos años podrá cancelar toda la deuda pública. En definitiva, los catalanes pagan impuestos de sobra para disfrutar de unas cuentas públicas saneadas y de un mejor estado del bienestar. |